Números - Puntos sobresalientes del libro de Números

Puntos sobresalientes de la Biblia en Números 

Con textos explicados y lecciones prácticas

Puntos Sobresalientes de la Lectura de la Biblia ‒ Números

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Números ‒ Contexto histórico

Cuarto libro del Pentateuco. En español toma su nombre de los dos censos de los hijos de Israel que en él se mencionan. Registra los acontecimientos que ocurrieron en la región del monte Sinaí, en el desierto —durante el tiempo en que Israel anduvo errante— y en las llanuras de Moab. La narración abarca básicamente un período de treinta y ocho años y nueve meses: desde 1512 hasta 1473 a. E.C. (Nú 1:1; Dt 1:3, 4.) Aunque los acontecimientos que se relatan en Números 7:1-88 y 9:1-15 habían ocurrido con anterioridad a los hechos narrados en el contexto inmediato, proveen importante información complementaria.
Escritor. El libro de Números se ha atribuido desde tiempos antiguos a Moisés, como lo confirma el propio contenido de la obra. No habla más que de la vida de Israel en Egipto y luego en el desierto. Al comentar cuándo se edificó Hebrón, el escritor tomó la ciudad egipcia de Zoan como punto de referencia. (Nú 13:22.) Es lógico pensar que un hombre como Moisés supiese cuándo se edificó Zoan, ya que se le había instruido “en toda la sabiduría de los egipcios”. (Hch 7:22.)
Ciertos mandatos registrados en el libro de Números son exclusivos para las circunstancias de una nación nómada. Entre estos se encuentran: los campamentos tribales prescritos (Nú 1:52, 53), el orden de marcha (Nú 2:9, 16, 17, 24, 31) y las señales de trompeta para reunir a la asamblea y levantar el campamento (10:2-6). La fraseología de la ley sobre la cuarentena también refleja una vida nómada (5:2-4). Otros mandamientos aplicarían cuando los israelitas residiesen en la Tierra Prometida. Por ejemplo: el uso de trompetas para hacer llamadas de guerra (10:9), el apartar 48 ciudades para los levitas (35:2-8), la acción que tenía que tomarse en contra de la idolatría y de los habitantes de Canaán (33:50-56), la selección de seis ciudades de refugio, las instrucciones para tratar los casos de los que afirmasen ser homicidas involuntarios (35:9-33) y las leyes sobre la herencia y el matrimonio de las mujeres que heredaban (27:8-11; 36:5-9).
Además, se atribuye directamente a Moisés el registro de los campamentos de los israelitas (Nú 33:2), y las palabras de conclusión del libro de Números también le señalan como el escritor del relato (36:13).
Autenticidad. La autenticidad del libro está probada fuera de toda duda. Algo sobresaliente es su franqueza, pues el registro no oculta ni la conducta incorrecta ni la derrota. (Nú 11:1-5, 10, 32-35; 14:2, 11, 45.) Incluso se ponen de manifiesto las transgresiones de Moisés, de sus hermanos, Aarón y Míriam, y de sus sobrinos, Nadab y Abihú (3:3, 4; 12:1-15; 20:2-13). En repetidas ocasiones los sucesos registrados en el libro vuelven a relatarse en los Salmos (78:14-41; 95:7-11; 105:40, 41; 106:13-33; 135:10, 11; 136:16-20). Por sus alusiones a acontecimientos importantes y a otros detalles registrados en el libro de Números, tanto Josué (4:12; 14:2) como Jeremías (2Re 18:4), Nehemías (9:19-22), David (Sl 95:7-11), Isaías (48:21), Ezequiel (20:13-24), Oseas (9:10), Amós (5:25), Miqueas (6:5), el mártir cristiano Esteban (Hch 7:36), los apóstoles Pablo (1Co 10:1-11) y Pedro (2Pe 2:15, 16), el discípulo Judas (vs. 11) y el hijo de Dios (Jn 3:14; Rev 2:14), mostraron que aceptaban este registro como parte de la palabra inspirada de Dios. Destaca también la profecía de Balaam concerniente a la estrella que saldría de Jacob, que tuvo su cumplimiento inicial cuando David subió al trono y posteriormente subyugó a los moabitas y a los edomitas. (Nú 24:15-19; 2Sa 8:2, 13, 14.)
Valor del libro. El libro de Números destaca con gran fuerza la importancia de la obediencia a Jehová, el respeto a Él y a sus siervos, la necesidad de tener fe y de guardarse de los hombres impíos (Nú 13:25–14:38; 22:7, 8, 22; 26:9, 10; Heb 3:7–4:11; 2Pe 2:12-16; Jud 11; Rev 2:14), el no cometer la deslealtad de poner a Jehová a prueba (Nú 21:5, 6; 1Co 10:9) y abstenerse de la murmuración (Nú 14:2, 36, 37; 16:1-3, 41; 17:5, 10; 1Co 10:10, 11) y de la inmoralidad sexual (Nú 25:1-9; 31:16; 1Co 10:6, 8). Los tratos de Jehová con Israel demuestran su gran poder, misericordia y bondad, así como su longanimidad al moderar su cólera, aunque no deja impune el castigo cuando se merece. (Nú 14:17-20.) Además, la posición y el ministerio de Moisés (Nú 12:7; Heb 3:2-6), la provisión milagrosa de agua de la masa rocosa (Nú 20:7-11; 1Co 10:4), el alzamiento de la serpiente de cobre (Nú 21:8, 9; Jn 3:14, 15) y el agua de limpieza (Nú 19:2-22; Heb 9:13, 14) proveyeron cuadros proféticos que se cumplieron en Cristo Jesús.
El relato proporciona información que aclara otros textos. Muestra sobre qué base pudo el rey Ezequías de Judá celebrar la Pascua el 14 de Ziv (Iyar) en vez del 14 de Nisán (Abib). (Nú 9:10, 11; 2Cr 30:15.) La consideración completa del nazareato (Nú 6:2-21) explica por qué Sansón y Samuel no tenían que cortarse el cabello (Jue 13:4, 5; 1Sa 1:11) ni Juan el Bautista beber bebidas alcohólicas. (Lu 1:15.) Para ver más ejemplos, compárese Números 2:18-23 con Salmo 80:2; Números 15:38 con Mateo 23:5; Números 17:8-10 con Hebreos 9:4; Números 18:26 con Hebreos 7:5-9; Números 18:31 con 1 Corintios 9:13, 14 y Números 28:9, 10 con Mateo 12:5.

Libro bíblico número 4: Números

Escritor: Moisés
Dónde se escribió: Desierto, y llanuras de Moab
Cuándo se completó: 1473 a.E.C.
Tiempo que abarca: 1512–1473 a.E.C.

LOS sucesos del viaje de los israelitas por el desierto se escribieron en la Biblia para provecho nuestro hoy día. Como dijo el apóstol Pablo: “Ahora bien, estas cosas llegaron a ser nuestros ejemplos, para que nosotros no seamos personas que deseen cosas perjudiciales”. (1 Cor. 10:6.) El registro vívido de Números graba en nosotros el hecho de que la supervivencia depende de santificar el nombre de Jehová, obedecerle en medio de toda circunstancia, y respetar a sus representantes. Su favor no viene debido a bondad o mérito que tenga su pueblo, sino por la gran misericordia y bondad inmerecida de Él.
2 El nombre Números se refiere a la numeración del pueblo que tuvo lugar primero en el monte Sinaí y más tarde en las llanuras de Moab, como se registra en los capítulos 1-4 y 26. Este nombre se ha tomado del título Númeri en la Vulgata latina, y viene de A•rith•mói en la Septuaginta griega. Sin embargo, los judíos llaman al libro de modo más apropiado Bemidh•bár, que significa: “En el desierto”. La palabra hebrea midh•bár indica un lugar abierto, sin ciudades ni pueblos. Fue en el desierto al sur y al este de Canaán donde tuvieron lugar los sucesos de Números.
3 Números era evidentemente parte del volumen original en cinco partes que constaba de los libros de Génesis a Deuteronomio. Su primer versículo empieza con la conjunción “y”, que lo une a lo precedente. Por lo tanto, tiene que haberlo escrito Moisés, el escritor de los registros anteriores. Esto también se desprende de esta declaración que aparece en el libro: “Moisés siguió apuntando”, y del colofón: “Estos son los mandamientos y las decisiones judiciales que Jehová mandó por medio de Moisés”. (Núm. 33:2; 36:13.)
4 Los israelitas habían partido de Egipto poco más de un año antes. Al seguir con el relato en el segundo mes del segundo año después del éxodo, Números abarca los siguientes 38 años y nueve meses, desde 1512 hasta 1473 a.E.C. (Núm. 1:1; Deu. 1:3.) Aunque los sucesos que se relatan en Números 7:1-88 y 9:1-15 no encuadran en este período, se incluyen como información básica o fundamento. Parece que las primeras porciones de este libro se escribieron mientras los sucesos tenían lugar, pero es evidente que Moisés no pudo haber completado Números sino hacia fines del cuadragésimo año en el desierto, a principios del año civil de 1473 a.E.C.
5 No puede dudarse de la autenticidad del relato. Respecto a la tierra generalmente árida por la cual viajaron los israelitas, Moisés dijo que era un “desierto grande e inspirador de temor”, y aun hoy es cierto que los habitantes esparcidos por ese lugar están constantemente en movimiento en busca de pastos y agua. (Deu. 1:19.) Además, las instrucciones detalladas sobre el acampar de la nación, el orden de la marcha y las señales de trompeta para gobernar los asuntos del campamento dan testimonio de que el relato ciertamente se escribió “en el desierto”. (Núm. 1:1.)
6 Hasta el temeroso informe de los espías cuando regresaron de su expedición en Canaán, en el sentido de que “las ciudades fortificadas son muy grandes”, está corroborado por la arqueología (13:28). Los descubrimientos de tiempos modernos han mostrado que en aquel tiempo los habitantes de Canaán habían consolidado su dominio mediante una serie de fortalezas a través de todo el país, desde la llanura baja de Jezreel en el norte hasta Guerar en el sur. Las ciudades no solo estaban fortificadas; generalmente se habían construido en lo alto de cerros, con torres que se elevaban sobre sus murallas y las hacían muy impresionantes para gente como los israelitas, que habían vivido por generaciones en la tierra plana de Egipto.
7 Las naciones del mundo tienden a encubrir sus fracasos y exagerar sus conquistas, pero el relato de Números, con una honradez que indica veracidad histórica, nos dice que Israel fue completamente derrotado por los amalequitas y los cananeos (14:45). El relato confiesa francamente que el pueblo demostró falta de fe y trató sin respeto a Dios (14:11). Con sobresaliente candor, el profeta de Dios llamado Moisés expone los pecados de la nación, de sus sobrinos, y de su propio hermano y su hermana. Tampoco se perdona a sí mismo, pues cuenta sobre la ocasión en que no santificó a Jehová cuando Dios proveyó agua en Meribá, de modo que perdió el privilegio de entrar en la Tierra Prometida (3:4; 12:1-15; 20:7-13).
8 Que el relato es parte genuina de las Escrituras inspiradas por Dios y provechosas lo corrobora el hecho de que otros escritores de la Biblia se refieren directamente a casi todos sus sucesos principales, así como a muchos otros detalles, y muchos de esos escritores destacan la importancia de aquellos sucesos y detalles. Por ejemplo, Josué (Jos. 4:12; 14:2), Jeremías (2 Rey. 18:4), Nehemías (Neh. 9:19-22), Asaf (Sal. 78:14-41), David (Sal. 95:7-11), Isaías (Isa. 48:21), Ezequiel (Eze. 20:13-24), Oseas (Ose. 9:10), Amós (Amós 5:25), Miqueas (Miq. 6:5), Lucas en su registro del discurso de Esteban (Hech. 7:36), Pablo (1 Cor. 10:1-11), Pedro (2 Ped. 2:15, 16), Judas (Jud. 11) y Juan, al registrar las palabras de Jesús a la congregación de Pérgamo (Rev. 2:14), hacen uso del registro de Números, como lo hizo Jesucristo mismo. (Juan 3:14.)
9 Entonces, ¿qué propósito tiene Números? En realidad su relato tiene más que valor histórico. Números destaca el hecho de que Jehová es el Dios del orden, que exige devoción exclusiva de sus criaturas. Esto queda grabado vívidamente en la mente del lector a medida que observa la numeración, el sometimiento a prueba y el cernido de Israel, y ve cómo se usa el derrotero desobediente y rebelde de la nación para recalcar la necesidad vital de obedecer a Jehová.
10 El registro se conservó para el provecho de las generaciones venideras, como explicó Asaf, “para que cifraran su confianza en Dios mismo y no olvidaran las prácticas de Dios, sino observaran sus propios mandamientos” y para que “no llegaran a ser como sus antepasados, una generación terca y rebelde, una generación que no había preparado su corazón y cuyo espíritu no fue fidedigno para con Dios”. (Sal. 78:7, 8.) Vez tras vez los sucesos de Números se narraron también en los salmos, que eran canciones sagradas entre los judíos, y así se oía de ellos a menudo, como sucesos provechosos para la nación. (Salmos 78, 95, 105, 106, 135, 136.)

Números ‒ Estructura del libro


‒‒Acontecimientos en el desierto del Sinaí
o Con excepción de los levitas, los varones israelitas de veinte años de edad para arriba son inscritos para el ejército (1:1-54).
o A las tribus se les asignan lugares en el campamento con relación al tabernáculo (2:1-34).
o Se hace el registro de los levitas y se les asignan deberes sagrados (3:1-4:49).
 Aarón y sus hijos Eleazar e Itamar continúan sirviendo como sacerdotes; los levitas son, designados para ayudarles y llegan a ser la propiedad de Jehová en lugar de los primogénitos israelitas (3:1-13).
 Registro de los varones levitas de un mes de edad para arriba (3:14-39).
 Canje de levitas por los primogénitos de otras tribus (3:40-51).
 Asignaciones de servicio y registro de los varones qohatitas, guersonitas y meraritas entre treinta y cincuenta años de edad (4:1-49).
o Varios mandatos divinos (5:1-6:27).
 Poner en cuarentena a los enfermos (5:1-4).
 Confesar pecados y hacer restitución (5:5-8).
 Contribución de cosas santas (5:9, 10).
 Procedimiento para manejar el caso de una mujer cuyo esposo sospechara que ella era culpable de adulterio secreto (5:11-31).
 Votos de nazareato (6:1-21).
 Bendición sacerdotal (6:22-27).
o Doce principales israelitas presentan conjuntamente dádivas después de erigir el tabernáculo; posteriormente hacen una presentación individual para la inauguración del altar (7:1-89).
o Diversas instrucciones divinas (8:1-10:10).
 Deberes de Aarón con relación al candelabro (8:1-4).
 Limpieza de los levitas y requisito de edad para servicio (8:5-26).
 Celebración de la Pascua y provisión para que los ceremonialmente inmundos o los que se encontraran de viaje la observasen un mes después (9:1-14).
 Acampar y levantar el campamento según lo indicase la nube (9:15-23).
 Toques de trompeta (10:1-10).
‒‒Acontecimientos desde que Israel abandonó el Sinaí hasta que acamparon en las llanuras desérticas de Moab (10:11-21:35).
o Partida de Israel desde el desierto del Sinai (10:11-36).
o Casos de queja injustificada (11:1-12:16).
 Queja inicua en Taberá (11:1-3).
 Queja acerca del maná y clamor por carne; glotonería con relación a la provisión de Jehová de codornices (11:4-35).
 Miriam y Aarón hablan en contra de Moisés; Miriam aquejada temporalmente de lepra (12:1-16).
o Se envía a los doce espías; todos, excepto Josué y Caleb, vuelven con un mal informe que provoca una rebelión entre los israelitas (13:1-14:10).
o Moisés intercede a favor de los israelitas; Jehová sentencia a esa generación a vagar por el desierto (14:11-39).
o Los israelitas tratan de entrar en la Tierra Prometida sin el apoyo de Jehová y sufren derrota (14:40-45).
o Varias leyes que tienen que ver con las ofrendas de grano, las libaciones, las primicias, las ofrendas por el pecado, las violaciones del sábado y los flecos en las prendas de vestir (15:1-41).
o Rebelión en contra de Moisés y Aarón (16:1-17:13).
 Coré, Datan, Abiram, On y doscientos cincuenta principales de Israel hablan en contra de Moisés y Aarón (16:1-40).
 La ejecución del juicio de Jehová sobre los rebeldes mueve a los israelitas a hablar en contra de Moisés y Aarón (16:41-50).
 Jehová hace brotar la vara de Aarón para terminar con la murmuración de Israel (17:1-13).
o Diversas reglamentaciones relacionadas con los deberes de los sacerdotes y los levitas,el subsidio sacerdotal, el que los levitas reciban la décima parte y, a su vez, den la décima parte de lo que han recibido a los sacerdotes, la preparación de las cenizas de la vaca roja y los usos del agua de limpieza(18:1-19:22).
o Clamor por agua en Qadés; Moisés y Aarón pierden el privilegio de entrar en la Tierra Prometida por no haber santificado a Jehová con relación a la provisión milagrosa de agua (20:1-13).
o Se le deniega a Moisés la petición para pasar por Edom (20:14-21).
o Salida de Qadés; muerte de Aarón en el monte Hor (20:22-29).
o Los israelitas derrotan al rey de Arad; posteriormente hablan en contra de Dios y de Moisés, por lo que son plagados con serpientes venenosas; continúan viaje por el desierto (21:1-20).
o Los israelitas derrotan al rey amorreo Sehón y a Og, el rey de Basán, apoderándose de su país (21:21-35).
o Acontecimientos relacionados con el campamento de Israel en las llanuras desérticas de Moab (22:1-36:13).
‒‒Los moabitas se aterrorizan al ver a los israelitas; su rey Balac manda llamar a Balaam para que maldiga a Israel (22:1-41).
‒‒En vez de maldecir, Balaam bendice a Israel (23:1-24:25).
‒‒Los israelitas son inducidos a idolatría y a inmoralidad con las mujeres moabitas y madianitas; como resultado, veinticuatro mil israelitas mueren (25:1-18).
‒‒Se hace el censo de los israelitas; se registra también a los levitas (26:1-65). Las hijas de Zelofehad reciben herencia; su ‒‒caso establece un precedente legal (27:1- 11).
‒‒A Moisés se le concede el privilegio de ver la Tierra Prometida desde la montaña de Abarim; lleva a cabo el mandato de comisionar a Josué como su sucesor (27:12-23).
‒‒Mandatos concernientes a las ofrendas requeridas: diarias, en día de sábado, al co- mienzo de los meses y con relación a las fiestas; también las reglamentaciones acerca de los votos (28:1-30:16).
‒‒Venganza contra los madianitas; procedimiento relacionado con la purificación después de la guerra, botín e impuestos; debido a no haberse producido bajas y por sugerencia de los jefes del ejército, se hace una contribución al santuario (31:1-54).
‒Los rubenitas y los gaditas solicitan la tierra al este del Jordán; la petición les es concedida a ellos y a media tribu de Manasés a condición de que participen en la conquista de la tierra al oeste del Jordán (32:1-42).
‒‒Enumeración de los campamentos de Israel desde que salieron de Egipto hasta su lle gada a las llanuras desérticas de Moab (33:1-49).
‒‒Mandatos relacionados con la conquista de la Tierra Prometida y su futura residencia en ella (33:50-36:13).
 Se les ordena destruir todo lo relacionado con los ídolos y expulsar a los habitantes del país (33:50-56).
 Se definen los límites de la Tierra Prometida; se designan principales para ayudar a Josué y Eleazar a dividir la tierra (34:1-29).
 A los levitas tienen que dárseles cuarenta y ocho ciudades con dehesas (35:1-8).
 Han de apartarse seis ciudades de refugio; directrices para manejar casos que tienen que ver con homicidio involuntario o con asesinato (35:9-34).
 Ley concerniente al matrimonio de las mujeres que tenían herencia (36:1-13).

[Recuadro en la página 510]

PUNTOS SOBRESALIENTES DE NÚMEROS

Narración histórica que muestra lo vital que es obedecer a Jehová en todo tipo de circunstancias y respetar a sus representantes
Abarca los hechos ocurridos durante la mayor parte del tiempo que Israel estuvo en el desierto en camino a la Tierra Prometida
Se inscriben y organizan las tribus de Israel
Aproximadamente un año después del éxodo de Egipto, se inscribe a todos los varones israelitas de veinte años o más, a excepción de los levitas (1:1-49)
A cada división de tres tribus se le asigna un lugar para acampar, así como una posición en el orden de marcha (2:1-34)
Se separa a los levitas para servir a los sacerdotes; se inscribe a todos los levitas de más de un mes; Jehová los toma a cambio de los primogénitos de las otras tribus (3:1-51)
Se toma la cuenta de los varones que descienden de Qohat, Guersón y Merarí, los tres hijos de Leví, que estén entre los treinta y los cincuenta años, y se les dan asignaciones de servicio (4:1-49)
Se vuelve a inscribir a los israelitas poco antes de entrar en la Tierra Prometida (26:1-65)
Los israelitas reciben disposiciones divinas sobre su adoración y los tratos entre ellos
Se exponen los requisitos para los nazareos (6:1-21)
Se observa la Pascua; se dispone que todo el que esté inmundo o en un viaje distante pueda celebrarla un mes después del 14 de Nisán (9:1-14)
Se dan diversas regulaciones respecto a los deberes y privilegios de los sacerdotes y levitas, entre los que se halla la preparación del agua de la limpieza y sus usos (18:1–19:22)
Se enumeran las ofrendas que han de presentarse cada día, cada sábado, al comienzo de cada mes, en las fiestas y durante el séptimo mes (28:1–29:40)
Se registran las prescripciones de Jehová respecto a los votos (30:1-16)
Los culpables deben confesar y compensar a la parte afectada (5:5-8)
Se establece un procedimiento para resolver los casos de supuesto adulterio de la esposa (5:11-31)
Se proveen seis ciudades de refugio (35:9-34)
Los israelitas manifiestan falta de aprecio por las provisiones de Jehová y desobedecen sus mandatos
El pueblo se queja del maná y muestra su anhelo por la carne; cuando Jehová les proporciona codornices, muchos actúan con gran avidez, por lo que se les castiga con la muerte (11:4-34)
Creen el mal informe que dan los diez espías atemorizados y desean regresar a Egipto; Moisés tiene que interceder en su favor (13:1–14:19)
Cuando se sentencia a esa generación rebelde a vagar y morir en el desierto, el pueblo intenta entrar en la Tierra Prometida, pero como no cuenta con la bendición de Jehová, sufre una derrota militar (14:26-45)
No respetan a los representantes visibles de Jehová
Míriam y Aarón critican a Moisés, por lo que Jehová hiere a Míriam con lepra (12:1-15)
Coré, Datán, Abiram, On y 250 principales se oponen a Moisés y Aarón; Jehová ejecuta a los rebeldes, lo que provoca más murmuraciones; mueren otros 14.700 (16:1-50)
En Qadés los israelitas se quejan con amargura de Moisés y Aarón debido a la falta de agua; cuando Jehová proporciona agua de forma milagrosa, Moisés y Aarón no santifican el nombre de Jehová y por ello pierden el privilegio de entrar en la Tierra Prometida (20:1-13)
Los israelitas se cansan y hablan contra Jehová y Moisés; se les plaga con serpientes y muchos mueren; Moisés intercede por el pueblo, y cualquiera que sea mordido podrá salvarse si mira a una serpiente de cobre (21:4-9)
Jehová bendice a Israel, pero insiste en que se le dé devoción exclusiva cuando la nación se prepara para entrar en Canaán
Jehová da la victoria a Israel sobre el rey de Arad (21:1-3)
Israel derrota a Sehón y Og, y toma posesión de su tierra (21:21-35)
Balac paga a Balaam para que maldiga a los israelitas; pero Jehová hace que los bendiga en vez de maldecirlos (22:2–24:25)
Las mujeres moabitas atraen a los israelitas a la idolatría y la fornicación; mueren 24.000 por caer de esta manera en la apostasía; la cólera de Jehová se aplaca cuando Finehás muestra que no tolera rivalidad con Jehová (25:1-18)

Números ‒ Resumen del libro

CONTENIDO DE NÚMEROS

11 Números se divide lógicamente en tres partes. La primera, que concluye en el capítulo 10, versículo 10, abarca sucesos que tuvieron lugar mientras los israelitas todavía estaban acampados en el monte Sinaí. La parte siguiente, que concluye en el capítulo 21, cuenta lo que sucedió durante los siguientes 38 años y uno o dos meses más, mientras se hallaban en el desierto y hasta que llegaron a las llanuras de Moab. La parte final, hasta el capítulo 36 inclusive, tiene que ver con sucesos que ocurrieron en las llanuras de Moab, mientras los israelitas se preparaban para entrar en la Tierra Prometida.
12 Sucesos en el monte Sinaí (1:1–10:10). Los israelitas han estado en la región montañosa de Sinaí alrededor de un año. Allí se les ha formado en una organización estrechamente unida. Bajo el mandato de Jehová se realiza ahora un censo de todos los hombres de 20 años de edad y más. Se halla que las tribus varían en número de miembros desde 32.200 hombres físicamente capacitados en Manasés hasta 74.600 en Judá, que constituyen un total de 603.550 hombres capacitados para servir en el ejército de Israel, aparte de los levitas, las mujeres y los niños... un campamento que tal vez ascendía a 3.000.000 de personas o más. Se sitúa la tienda de reunión, junto con los levitas, en el centro del campamento. En lugares asignados a cada lado están acampados los demás israelitas, en divisiones de tres tribus, y cada tribu ha recibido instrucciones en cuanto al orden en que ha de marchar cuando el campamento haya de mudarse de lugar. Jehová da las instrucciones, y el registro dice: “Los hijos de Israel procedieron a hacer conforme a todo lo que Jehová había mandado a Moisés” (2:34). Ellos obedecen a Jehová y muestran respeto a Moisés, el representante visible de Dios.
13 Entonces se aparta a los levitas para el servicio de Jehová, como rescate por los primogénitos de Israel. Se les divide en tres grupos, según descienden de los tres hijos de Leví: Guersón, Qohat y Merarí. Las ubicaciones en el campamento y las responsabilidades de servicio se determinan sobre la base de esa división. De los 30 años de edad en adelante ellos han de hacer el trabajo pesado de transportar el tabernáculo. Para realizar el trabajo más liviano, se arregla que otros sirvan a partir de los 25 años de edad. (Esto se redujo a 20 años de edad en los días de David.) (1 Cró. 23:24-32; Esd. 3:8.)
14 Para que el campamento se pueda mantener puro, se dan instrucciones de poner en cuarentena a los que enferman, de hacer expiación por actos de infidelidad, de resolver casos en los cuales un hombre llegara a sospechar de la conducta de su esposa, y de asegurar la conducta correcta de los que se apartan por voto para vivir como nazareos para Jehová. Puesto que el pueblo ha de tener sobre sí el nombre de su Dios, debe comportarse con arreglo a Sus mandamientos.
15 Tras completar algunos detalles del mes anterior (Núm. 7:1, 10; Éxo. 40:17), Moisés pasa a contar acerca de las contribuciones de materiales que hacen los 12 principales del pueblo durante un período de 12 días desde el tiempo de la inauguración del altar. No hubo rivalidad ni búsqueda de gloria personal en ello; cada uno contribuyó exactamente lo que los demás habían contribuido. Ahora todos deben tener presente que sobre estos principales, y sobre Moisés mismo, está Jehová Dios, quien da instrucciones a Moisés. Nunca deben olvidar su relación con Jehová. La Pascua ha de recordarles que Jehová los libró maravillosamente de Egipto, y ellos la celebran allí en el desierto al tiempo señalado, un año después de salir de Egipto.
16 Tal como había dirigido el movimiento de Israel al salir de Egipto, Jehová sigue guiando a la nación en sus viajes por una nube que cubre el tabernáculo de la tienda del Testimonio de día y por lo que parece un fuego de noche. Cuando la nube se mueve, la nación se mueve. Cuando la nube permanece sobre el tabernáculo, la nación permanece acampada, sea por unos días o un mes o más, pues nos dice el relato: “Por orden de Jehová acampaban, y por orden de Jehová partían. Guardaban su obligación para con Jehová por orden de Jehová, mediante Moisés”. (Núm. 9:23.) Cuando se acerca el tiempo de partir de Sinaí, se hacen arreglos para dar señales de trompeta tanto para convocar al pueblo como para dirigir las diversas divisiones del campamento en su marcha por el desierto.
17 Sucesos en el desierto (10:11–21:35). Por fin, el día 20 del segundo mes Jehová levanta la nube de encima del tabernáculo, y así señala la partida de Israel de la región de Sinaí. Con el arca del pacto de Jehová en medio, la nación sale hacia Qadés-barnea, a unos 241 kilómetros (150 millas) hacia el norte. Mientras marchan de día, la nube de Jehová está sobre ellos. Cada vez que el Arca sale, Moisés ora a Jehová que se levante y esparza a sus enemigos, y cada vez que se detiene, él ora a Jehová que regrese “a las miríadas de millares de Israel” (10:36).
18 No obstante, surgen dificultades en el campamento. En su viaje hacia el norte a Qadés-barnea hay por lo menos tres ocasiones de quejas. Para sofocar el primer estallido Jehová envía un fuego que consume a algunos del pueblo. Luego “la muchedumbre mixta” hace que Israel comience a lamentar que ya no tiene como alimento el pescado, los pepinos, las sandías, los puerros, las cebollas y los ajos de Egipto, sino solo el maná (11:4). Moisés se angustia tanto que pide a Jehová que le dé muerte más bien que dejarle seguir haciendo de nodriza para todo este pueblo. Por consideración Jehová quita de Moisés parte del espíritu y lo coloca sobre 70 de los ancianos, quienes proceden a ayudar a Moisés como profetas en el campamento. Entonces llega carne en abundancia. Tal como había sucedido una vez antes, un viento procedente de Jehová arrastra hacia ellos codornices desde el mar, y el pueblo apresa con avaricia grandes suministros y los acumula egoístamente. La ira de Jehová se enciende contra el pueblo y él derriba a muchos por su vehemente deseo egoísta. (Éxo. 16:2, 3, 13.)
19 Continúan las dificultades. Por no ver apropiadamente a su hermano menor, Moisés, como el representante de Jehová, Míriam y Aarón lo critican debido a su esposa, quien recientemente ha llegado al campamento. Exigen más autoridad, comparable a la de Moisés, aunque “el hombre Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres que había sobre la superficie del suelo”. (Núm. 12:3.) Jehová mismo corrige el asunto y da a conocer que Moisés ocupa una posición especial, mientras hiere de lepra a Míriam, quien probablemente había sido la instigadora de la queja. Solo por la intercesión de Moisés se sana ella más tarde.
20 Al llegar a Qadés, Israel acampa a los umbrales de la Tierra Prometida. Jehová ahora da a Moisés la instrucción de enviar espías a explorar la tierra. Ellos entran por el sur y viajan hacia el norte hasta “el punto de entrada de Hamat”, tras caminar centenares de kilómetros en 40 días (13:21). Cuando regresan con algunos de los abundantes frutos de Canaán, diez de los espías sostienen, por falta de fe, que sería insensato marchar contra gente tan fuerte y ciudades fortificadas tan grandes. Caleb trata de calmar a la asamblea con un informe favorable, pero no tiene éxito. Los espías rebeldes infunden temor en el corazón de los israelitas al afirmar que aquella tierra “se come a sus habitantes” y al decir: “Toda la gente que vimos en medio de ella son hombres de tamaño extraordinario”. Mientras se extienden por el campamento los murmullos de rebelión, Josué y Caleb afirman: “Jehová está con nosotros. No los teman” (13:32; 14:9). Sin embargo, la asamblea empieza a hablar de apedrearlos.
21 Entonces Jehová interviene directamente y dice a Moisés: “¿Hasta cuándo me tratará sin respeto este pueblo, y hasta cuándo no pondrán fe en mí por todas las señales que he ejecutado en medio de ellos?” (14:11). Moisés le implora que no destruya a la nación, ya que están implicados el nombre y la fama de Jehová. Por consiguiente, Jehová decreta que Israel tiene que seguir vagando por el desierto hasta que hayan muerto todos los que están inscritos entre el pueblo, de 20 años de edad para arriba. De los varones inscritos, solo a Caleb y Josué se les permitirá entrar en la Tierra de Promisión. En vano trata el pueblo de subir por su propia iniciativa, pues sufre una derrota terrible a manos de los amalequitas y los cananeos. ¡Qué alto precio paga el pueblo por su falta de respeto a Jehová y a sus representantes leales!
22 En realidad, tienen mucho que aprender en lo que toca a obediencia. Por eso es apropiado que Jehová les dé leyes adicionales que recalcan esta necesidad. Les deja saber que, cuando entren en la Tierra Prometida, tienen que hacer expiación por los errores, pero al que sea deliberadamente desobediente se le debe cortar de la existencia sin falta. Así, cuando se halla a un hombre que recoge madera en violación de la ley sabática, Jehová manda: “Sin falta el hombre debe ser muerto” (15:35). Como recordatorio de los mandamientos de Jehová y de la importancia de obedecerlos, Jehová da la instrucción de que el pueblo lleve flecos en las faldas de sus prendas de vestir.
23 No obstante, de nuevo asoma la rebelión. Coré, Datán, Abiram y 250 hombres prominentes de la asamblea se reúnen en oposición a la autoridad de Moisés y Aarón. Moisés presenta la cuestión ante Jehová y dice a los rebeldes: ‘Tomen braserillos e incienso y preséntenlos delante de Jehová, y que él escoja’ (16:6, 7). La gloria de Jehová aparece ahora ante toda la asamblea. Él ejecuta juicio rápidamente al hacer que la tierra se abra y se trague a las casas familiares de Coré, Datán y Abiram, y al enviar un fuego que consume a los 250 hombres, incluso a Coré, que ofrecían el incienso. El mismísimo día siguiente el pueblo empieza a condenar a Moisés y Aarón por lo que Jehová ha hecho, y de nuevo Él los plaga, dando muerte a 14.700 quejumbrosos.
24 En vista de estos sucesos, Jehová manda que cada tribu presente una vara delante de él, incluso una vara con el nombre de Aarón por la tribu de Leví. Al día siguiente se muestra que Aarón es la elección de Jehová para el sacerdocio, pues solo su vara se encuentra en plena floración y con almendras maduras. Esta ha de conservarse en el arca del pacto “como señal para los hijos de la rebeldía”. (Núm. 17:10; Heb. 9:4.) Después de instrucciones adicionales en cuanto a sostener al sacerdocio mediante diezmos y respecto al uso del agua de limpieza junto con las cenizas de una vaca roja, el relato nos lleva de vuelta a Qadés. Allí muere Míriam, y es sepultada.
25 De nuevo a los umbrales de la Tierra de Promisión, la asamblea empieza a disputar con Moisés por la falta de agua. Jehová considera eso una disputa con Él, y aparece en Su gloria, a la vez que manda a Moisés que tome la vara y saque agua del peñasco. ¿Santifican ahora Moisés y Aarón a Jehová? En vez de eso, Moisés golpea con cólera dos veces el peñasco. El pueblo y su ganado reciben agua para beber, pero Moisés y Aarón no honran por ello a Jehová. Aunque el viaje angustioso por el desierto casi ha terminado, ambos incurren en el desagrado de Jehová y se les dice que no entrarán en la Tierra de Promisión. Aarón muere más tarde en el monte Hor, y su hijo Eleazar asume los deberes de sumo sacerdote.
26 Israel se vuelve hacia el este y trata de atravesar la tierra de Edom, pero es rechazado. Mientras toma un largo desvío alrededor de Edom, el pueblo se mete en dificultades nuevamente al quejarse de Dios y Moisés. Están cansados del maná, y tienen sed. Por su rebeldía, Jehová envía serpientes venenosas entre ellos, y muchos mueren. Por fin, cuando intercede Moisés, Jehová le da instrucciones de hacer una serpiente abrasadora de cobre y colocarla en un poste-señal. A los que reciben mordeduras pero miran fijamente a la serpiente de cobre se les perdona la vida. En dirección al norte, los israelitas se encuentran vez tras vez con obstáculos que les ponen los agresivos reyes Sehón, de los amorreos, y Og, de Basán. Israel los derrota a ambos en batalla, y ocupa sus territorios al este del valle de la Grieta.
27 Sucesos en las llanuras de Moab (22:1–36:13). En expectación ansiosa de su entrada en Canaán, los israelitas se reúnen ahora en las llanuras desérticas de Moab, al norte del mar Muerto y al este del Jordán, al otro lado de Jericó. Al ver el vasto campamento extendido ante ellos, los moabitas sienten un pavor deprimente. Su rey Balac, en consulta con los madianitas, manda llamar a Balaam para que emplee adivinación y cause una maldición a Israel. Aunque Dios le dice directamente a Balaam: “No debes ir con ellos”, él quiere ir (22:12). Balaam desea la recompensa. Finalmente parte, pero solo para que un ángel lo detenga y su propia asna hable milagrosamente y lo reprenda. Cuando por fin Balaam se las arregla para hacer una declaración formal sobre Israel, el espíritu de Dios lo impele, de modo que sus cuatro expresiones proverbiales profetizan solamente bendiciones para la nación de Dios, y hasta predicen que una estrella saldría de Jacob y un cetro se alzaría de Israel para sojuzgar y destruir.
28 Después de enfurecer a Balac por no poder maldecir a Israel, Balaam busca el favor del rey sugiriendo que los moabitas usen a sus propias mujeres para seducir a los hombres de Israel con el fin de que participen en los ritos lascivos implicados en la adoración de Baal (31:15, 16). Allí, al borde mismo de la Tierra Prometida, los israelitas empiezan a caer en inmoralidad crasa y en la adoración de dioses falsos. Mientras la cólera de Jehová se enciende en un azote, Moisés pide que se castigue severamente a los malhechores. Cuando Finehás, hijo del sumo sacerdote, ve al hijo de un principal que trae a una madianita a su tienda justamente dentro del campamento, va tras ellos y los mata, hiriendo a la mujer por sus partes genitales. Esto hace que se detenga el azote, pero no antes de que 24.000 israelitas mueran a causa de él.
29 Ahora Jehová manda a Moisés y Eleazar que realicen nuevamente un censo del pueblo, como se había hecho casi 39 años antes en el monte Sinaí. La cuenta final muestra que no ha habido aumento en sus filas. Por el contrario, el registro indica que hay 1.820 hombres menos. No queda ninguno de los que se habían registrado en Sinaí para servicio en el ejército, excepto Josué y Caleb. Como Jehová había dicho que sucedería, todos ellos habían muerto en el desierto. Jehová entonces da instrucciones sobre dividir la tierra como herencia. Repite que Moisés no entrará en la Tierra de Promisión por no haber santificado a Jehová en las aguas de Meribá (20:13, nota; 27:14, nota). Se comisiona a Josué como sucesor de Moisés.
30 Mediante Moisés, Jehová entonces le recuerda a Israel la importancia de Sus leyes sobre los sacrificios y las fiestas, y la seriedad de los votos. También hace que Moisés ajuste cuentas con los madianitas por la parte que desempeñaron en seducir a Israel para adorar a Baal de Peor. Se da muerte a todos los varones madianitas en batalla, junto con Balaam, y solo se perdona la vida a muchachas vírgenes, a 32.000 de las cuales se las toma cautivas junto con un botín que incluye 808.000 animales. Se informa que no se ha perdido en batalla ni un solo israelita. Los hijos de Rubén y Gad, que crían ganado, piden que se les permita establecerse en el territorio al este del Jordán y, después que concuerdan en ayudar a conquistar la Tierra Prometida, se les concede lo que piden, de modo que se da esta meseta fértil como posesión a estas dos tribus y a la mitad de la tribu de Manasés.
31 Después de repasar los lugares donde se detuvieron en el viaje de 40 años, el relato de nuevo concentra la atención en la importancia de obedecer a Jehová. Dios les va a dar la tierra, pero ellos tienen que convertirse en Sus ejecutores al expulsar a los depravados habitantes, que adoran a demonios, y destruir hasta el último rastro de su religión idolátrica. Se declaran en detalle los límites de la tierra que Dios les da. Esta se ha de dividir entre ellos por sorteo. Los levitas, que no tienen herencia tribual, han de recibir 48 ciudades con sus dehesas, y 6 de ellas han de ser ciudades de refugio para el homicida involuntario. El territorio tiene que permanecer dentro de la tribu y nunca se trasferirá a otra tribu por matrimonio. Si no hay un heredero varón, entonces las hijas que reciban una herencia —por ejemplo, las hijas de Zelofehad— deben casarse con hombres de su propia tribu (27:1-11; 36:1-11). Números concluye con estos mandamientos de Jehová mediante Moisés, mientras los hijos de Israel están listos por fin para entrar en la Tierra de Promisión.

Números ‒ Puntos Sobresalientes

Respete a Jehová, insta el libro de Números

JEHOVÁ DIOS merece el respeto de todo corazón de sus adoradores. Ellos tienen que obedecerlo y cooperar lealmente con sus siervos nombrados. ¡Qué bien se recalca este asunto en el libro bíblico de Números!
El nombre de este libro se basa en los dos censos, o recuentos, que se hicieron de los israelitas y que se registran en los capítulos 1 al 4, y el 26. El libro de Números fue escrito por Moisés en 1473 a. de la E.C., mientras éste se hallaba en las llanuras de Moab, y abarca principalmente un período de 38 años y 9 meses, pues se remonta hasta 1512 a. de la E.C. (Números 1:1; Deuteronomio 1:3.)
En las tres secciones en que está dividido el libro de Números se han registrado acontecimientos que tuvieron lugar en el monte Sinaí (1:1–10:10), luego en el desierto (10:11–21:35) y en las llanuras de Moab (22:1–36:13). Pero ¿qué nos enseñan esos incidentes? ¿Hay algunos principios en Números que puedan beneficiar a los testigos de Jehová hoy?

El contenido fomenta respeto a Dios

Los israelitas ya han estado aproximadamente un año al pie del monte Sinaí, cuando Jehová ordena a Moisés que haga un censo. Con excepción de los levitas, se inscribe a todos los varones que tienen 20 años de edad o más, y la cantidad de ellos asciende a 603.550. En lugar de los primogénitos, Dios toma a los levitas para que sirvan en el tabernáculo. Se dan instrucciones en cuanto al orden en que han de marchar, y Judá, la tribu de más miembros, tomará la delantera. Al mandato de Dios, se pasa a inscribir a los levitas y se les asignan deberes sagrados. (Números 1:1–4:49.)
Después de dar mandamientos sobre la cuarentena, Jehová pasa a dar leyes, tales como las relacionadas con casos de celos debido a un acto de infidelidad de la esposa, así como las que tienen que ver con los votos hechos por los nazareos. Luego se dan algunos detalles respecto al servicio en el tabernáculo. En la erección del tabernáculo y la inauguración del altar, los principales de las tribus habían hecho ofrendas valiosas. Después que Jehová hubo dado en visión el modelo, Moisés mandó que se hiciera un candelabro. Cuando sus lámparas estuvieran encendidas y los levitas se hubieran limpiado, ellos podrían comenzar a servir. (Números 5:1–8:26.)
Se repasan las instrucciones con relación a la celebración de la Pascua. El asentar y el levantar el campamento es dirigido por una nube que se mueve milagrosamente y está sobre el tabernáculo. El pueblo acampa y parte “por orden de Jehová”. Han de usarse dos trompetas de plata para convocar la asamblea y para otros propósitos. (Números 9:1–10:10.)
El día veinte del segundo mes del segundo año después que hubieron salido de Egipto comienza a moverse la nube que se posa sobre el tabernáculo, e Israel se pone en marcha. Ocurren casos de queja injustificada. Uno de ellos es un clamor por carne, pero la avaricia se pone de manifiesto cuando Jehová provee codornices. Míriam y Aarón se quejan contra Moisés, su hermano, y, como castigo, Míriam es herida de lepra temporalmente. ¡Cómo debe impulsarnos esto a mostrar respeto por la autoridad dada por Dios! (Números 10:11–12:16.)
Se envía a doce espías a la Tierra Prometida, y éstos regresan 40 días más tarde trayendo consigo frutas exquisitas. Pero diez de los espías hablan tan exageradamente de la estatura de los habitantes de la tierra y de sus ciudades fortificadas que los desanimados israelitas quieren regresar a Egipto. En vano los instan a ejercer fe en Jehová los fieles espías Josué y Caleb. Cuando el pueblo habla de apedrear a Moisés, Aarón, Josué y Caleb, Dios dice que herirá a toda la nación y la expulsará. Pero Moisés intercede y Jehová decreta que el pueblo vagará 40 años por el desierto, hasta que hayan muerto todos los que tengan 20 años de edad o más. Las únicas excepciones son Josué, Caleb y la tribu de Leví. A continuación, los israelitas tratan de invadir la Tierra Prometida, solo para sufrir una derrota desalentadora. (Números 13:1–14:45.)
Luego se dan varias leyes que tienen que ver con las ofrendas, la violación del sábado y el uso de flecos en las prendas de vestir. Entonces Coré, Datán, Abiram, On y 250 principales hablan contra Moisés y Aarón. ¿Cuál es el resultado de esta crasa falta de respeto? Jehová destruye por medio de fuego a Coré y a los 250 principales, mientras que los demás rebeldes mueren cuando la tierra se abre y se los traga junto con sus familias y posesiones. El mismísimo día siguiente los israelitas murmuran contra Moisés y Aarón, y por esta falta de respeto mueren 14.700 personas en un azote procedente de Jehová. Para poner fin a la murmuración y mostrar que Él ha escogido a Aarón, de la tribu de Leví, Dios hace que florezca la vara de Aarón. A esto le siguen unas regulaciones que tienen que ver con los deberes de los sacerdotes y los levitas, y las maneras de limpiar de contaminación al pueblo. (Números 15:1–19:22.)
En Cades se levanta un clamor por agua. Debido a que Moisés y Aarón no santifican a Jehová por haber provisto milagrosamente el agua, se les dice que no entrarán en la Tierra Prometida. Al salir de Cades, el pueblo llega al monte Hor, donde muere Aarón y se hace sumo sacerdote a su hijo Eleazar. Después los israelitas derrotan al rey de Arad. Más tarde hablan contra Dios y Moisés, y esta vez Jehová envía serpientes venenosas entre ellos como castigo. Los que reciben mordidas se curan solo si miran a una serpiente de cobre que Dios ha dicho a Moisés que haga y coloque sobre un poste. Posteriormente, Israel derrota al rey amorreo Sehón y a Og, rey de Basán, y toma posesión de sus tierras. (Números 20:1–21:35.)
Luego se pasa a relatar lo que sucedió en las llanuras de Moab. El rey moabita Balac contrata a Balaam para que maldiga a los israelitas, pero, en cambio, éste los bendice en tres ocasiones. Después, Balaam contribuye a que adoradoras de Baal lleven a Israel a cometer inmoralidad sexual e idolatría. Jehová destruye a 24.000 malhechores antes de que Finees detenga la plaga al ejecutar a un israelita inmoral y una madianita. (Números 22:1–25:18; 31:15, 16.)
Después que se hace otro censo y se sienta un precedente en cuanto a los derechos de herencia de las hijas, Moisés ve la Tierra Prometida y comisiona a Josué como su sucesor. Se dan instrucciones sobre las ofrendas diarias, semanales, mensuales y anuales, así como sobre el hacer votos. Entonces Israel se venga de los madianitas por la participación de éstos en haber hecho que los israelitas pecaran contra Dios. (Números 26:1–31:54.)
Se conceden herencias al este del Jordán a las tribus de Rubén, Gad y Manasés, pero con la condición de que participen en la conquista de la tierra que queda al oeste de ese río. Más adelante hay una lista de los muchos lugares donde acampó Israel desde Egipto hasta las llanuras de Moab. Los israelitas entonces reciben mandamientos relacionados con la residencia del pueblo en la Tierra Prometida. Entre otras cosas, tienen que destruir los accesorios de la religión falsa y expulsar a los habitantes. Se definen los límites de la tierra, se designan principales para ayudar a Josué y Eleazar a distribuirla, y se asignan 48 ciudades a los levitas. Se reservan seis ciudades de refugio y se dan instrucciones sobre cómo resolver casos que tienen que ver con homicidio y asesinato involuntario. Por último, se dan leyes sobre el matrimonio de herederas. (Números 32:1–36:13.)
A medida que lea Números, usted bien pudiera quedar impresionado por el énfasis que da a mostrar respeto a Jehová y a los que son nombrados para asumir cargos de responsabilidad entre su pueblo. Pero tal vez desee saber más sobre ciertos puntos. De modo que pudieran serle de interés las siguientes preguntas y respuestas.

Sucesos en el monte Sinaí

● 5:11-31—¿Qué le sucedía realmente a una esposa culpable de haber cometido adulterio?
El agua misma no causaba ningún sufrimiento. Pero se bebía ante Jehová, quien sabía si la mujer era culpable de adulterio, o no. Si lo era, él haría que se le hinchara el vientre y se le decayera el muslo. Evidentemente el muslo se usa aquí como eufemismo por los órganos de procreación. (Compare con Génesis 46:26.) “Decaer” indica que esos órganos se atrofian, lo cual imposibilita la concepción. Esto estaría en armonía con el hecho de que si la mujer era inocente, su esposo tenía que ponerla encinta.
● 8:25, 26—¿Aplica al pueblo de Jehová hoy día el principio de la ley sobre el retiro de los levitas?
Todos los varones capacitados de las tres familias levitas principales ayudaban a los sacerdotes. Con el tiempo los levitas se harían numerosos, pero la cantidad de puestos de servicio en el santuario era limitada. Sin duda, pues, tanto por consideración a la edad como para evitar un apiñamiento en tales cargos, Jehová ordenó que a los levitas que cumplieran 50 años de edad se les debía retirar del servicio obligatorio, aunque todavía podían ayudar voluntariamente. No obstante, eso no establece ninguna regla para los israelitas espirituales y sus compañeros, porque ellos no están bajo la Ley (Romanos 6:14; Efesios 2:11-16). Si la edad avanzada incapacitara a un cristiano para llevar a cabo cierta responsabilidad, éste pudiera ser cambiado a una forma de servicio que pueda efectuar. Para los testigos de Jehová no hay jubilación o retiro de la predicación de las buenas nuevas del Reino.

El vagar de un lugar a otro

● 12:1—¿Por qué hablaron Míriam y Aarón contra Moisés debido a su esposa cusita?
Aquello fue algo más que una objeción a la esposa de Moisés. El motivo real fue el deseo de tener más poder, especialmente de parte de Míriam. Zípora, la esposa de Moisés, había estado fuera del campamento, pero había vuelto a reunirse con su esposo, y Míriam temía que ella la reemplazara como la primera dama en el campamento (Éxodo 18:1-5). Así que consiguió que Aarón se le uniera en criticar a Moisés por haberse casado con una cusita y en desafiar la posición incomparable de él delante de Dios. Por eso Jehová castigó tanto a Míriam como a Aarón; pero el hecho de que solo Míriam fue herida de lepra pudiera indicar que ella fue la instigadora. La confesión de Aarón y su súplica a favor de la leprosa Míriam mostraron su actitud correcta (Números 12:10-13). En cuanto a Zípora, ella era la hija de Reuel el madianita (Génesis 25:1, 2; Números 10:29). En Habacuc 3:7 se establece un paralelo entre “la tierra de Madián” y Cusán, que evidentemente es otro nombre para Madián o se relaciona con un país vecino. Además, a ciertas tribus árabes se las llamaba kusi o kushim. Así que parece que la designación “cusita” no se limitaba a los descendientes de Cam por medio de Cus, sino que también aplicaba a algunos habitantes de Madián. Por lo tanto, se podía decir que Zípora era cusita.
● 21:14, 15—¿Qué era “el libro de las Guerras de Jehová”?
Indudablemente, éste era un registro histórico confiable de las guerras del pueblo de Jehová. Tal vez éste haya comenzado con la acción airosa de Abrahán contra los cuatro reyes que habían capturado a Lot y su familia (Génesis 14:1-16). Las Escrituras hacen referencia a varios escritos no inspirados, algunos de los cuales fueron usados como fuente de información por escritores inspirados de la Biblia. (Josué 10:12, 13; 1 Reyes 11:41; 14:19, 29.)

En las llanuras de Moab

● 22:20-22—Puesto que Jehová dijo a Balaam que se fuera con los hombres de Balac, ¿por qué se encolerizó Él cuando el profeta se fue con ellos?
Jehová dijo a Balaam que él no podía maldecir a los israelitas, pero el avaro profeta se fue con la intención de hacer precisamente eso para que el rey moabita Balac lo recompensara (2 Pedro 2:15, 16; Judas 11). Por tal razón la cólera de Jehová se encendió contra Balaam. Por supuesto, Jehová desaprobaba que se maldijera a Israel. Pero Balaam, como Caín, voluntariosamente pasó por alto la voluntad de Dios (Génesis 4:6-8). Después que Jehová cambió en bendición cada maldición intencional, la perversidad de Balaam lo movió a sugerir a Balac que usara moabitas y madianitas para seducir a los israelitas y envolverlos en la adoración de Baal (Deuteronomio 23:5; Números 31:15, 16; Revelación 2:14). Eso trajo la ira de Jehová sobre Israel y resultó en la muerte de 24.000 personas. Posteriormente, el avaro Balaam murió a manos de los que él procuró maldecir (Números 25:1-9; 31:8). ¡Qué advertencia contra la avaricia!
● 25:10-13—¿Cómo se cumplió esta promesa relacionada con el sacerdocio?
El puesto de sumo sacerdote parece haber continuado en la línea de descendientes de Finees hasta el tiempo del sumo sacerdote Elí, descendiente de Itamar. Este cambio probablemente se hizo debido a una descalificación temporal en la línea de Finees. Pero el rey Salomón reemplazó a Abiatar, descendiente de Itamar, por el sumo sacerdote Sadoc, que era descendiente de Finees (1 Reyes 1:1-14; 2:26, 27, 35). Hasta donde muestran los registros históricos, aparentemente de allí en adelante la línea de Finees siguió ocupando por muchos años el puesto de sumo sacerdote.
● 30:6-8—¿Puede el esposo de una cristiana anular los votos que ella haya hecho?
No, pues los seguidores de Jesús no están bajo la Ley. Jehová ahora trata con cada persona individualmente en lo que tiene que ver con el hacer votos, y el esposo cristiano no está autorizado para cancelarlos o prohibirlos. Claro, una esposa cristiana no debe hacer votos que estén en conflicto con la Palabra de Dios o con sus deberes bíblicos para con su esposo. (Eclesiastés 5:2-6.)

De gran valor para nosotros

El libro de Números provee un vínculo valioso en el registro que lleva al establecimiento del Reino de Dios. También señala a Jesucristo. Por ejemplo, los sacrificios de animales y el uso de las cenizas de la vaca roja señalaron a la provisión mucho más grande para ser limpios por medio del sacrificio de Jesús (Números 19:2-9; Hebreos 9:13, 14). El incidente que tuvo que ver con la serpiente de cobre prefiguró la grandiosa provisión de Jehová para alcanzar vida eterna por medio de Cristo. (Números 21:8, 9; Juan 3:14, 15.)
El libro de Números nos puede ayudar a evitar la idolatría y la inmoralidad sexual. Nos pone alerta tocante al peligro de murmurar contra Dios, sus siervos nombrados y sus provisiones. Y este emocionante relato ciertamente debe movernos a mostrar el máximo respeto a nuestro amoroso Dios, Jehová.

La Palabra de Jehová es viva

Puntos sobresalientes del libro de Números

TRAS su éxodo de Egipto, los israelitas fueron organizados en una nación. Habrían podido entrar en la Tierra Prometida poco después, pero no fue así. Por el contrario, tuvieron que vagar durante unas cuatro décadas por un “desierto grande e inspirador de temor” (Deuteronomio 8:15). ¿Por qué? El relato histórico de Números narra lo que ocurrió. Este libro bíblico debería grabar en nosotros la necesidad de obedecer a Jehová Dios y de respetar a sus representantes.
El libro de Números, escrito por Moisés en el desierto y en las llanuras de Moab, abarca un período de treinta y ocho años y nueve meses, que transcurre desde 1512 a.E.C. hasta 1473 a.E.C. (Números 1:1; Deuteronomio 1:3). Su nombre hace referencia a los dos censos de israelitas que se realizaron con treinta y ocho años de diferencia (capítulos 1-4, 26). La narración se divide en tres secciones. La primera cuenta los hechos que acontecieron en el monte Sinaí. La segunda abarca lo ocurrido durante el tiempo en que Israel vagó por el desierto. Y la última habla de los sucesos que tuvieron lugar en las llanuras de Moab. Mientras lee este relato, tal vez quiera preguntarse: “¿Qué me enseñan estos episodios? ¿Contiene este libro algunos principios que me beneficien hoy?”.

EN EL MONTE SINAÍ

(Números 1:1–10:10)
El primero de los dos censos se lleva a cabo mientras los israelitas todavía se encuentran al pie del monte Sinaí. Este recuento, efectuado obviamente con fines militares, arroja un resultado de 603.550 varones de 20 años de edad o más, sin contar a los levitas. El número total de integrantes del campamento, incluidos mujeres, niños y los levitas, quizás supere los tres millones de personas.
Una vez censados, los israelitas reciben instrucciones sobre el orden de marcha, las tareas de los levitas y el servicio del tabernáculo, los mandatos que regulaban la cuarentena, y las leyes aplicables a los casos de celos y a los votos contraídos por los nazareos. El capítulo 7 contiene información acerca de las ofrendas realizadas por los principales de las tribus con motivo de la inauguración del altar, y el capítulo 9 trata de la observancia de la Pascua. También se indica a la asamblea cómo montar y levantar el campamento.

Respuestas a preguntas bíblicas:

2:1, 2. ¿Qué eran “las señales” en torno a las cuales acampaban en el desierto las divisiones de tres tribus? La Biblia no nos explica en qué consistían estas señales. Sin embargo, no se las consideraba símbolos sagrados ni se les atribuía ningún significado religioso. Su función era eminentemente práctica: ayudar a toda persona a encontrar su lugar en el campamento.
5:27. ¿Qué significa el hecho de que ‘decayera el muslo’ de una esposa culpable de adulterio? Aquí el término “muslo” alude a los órganos reproductores (Génesis 46:26). Que estos órganos ‘decayeran’ indica que degenerarían hasta el punto de imposibilitarse la concepción.

Lecciones para nosotros:

6:1-7. Ser nazareo exigía abnegación, pues había que abstenerse del fruto de la vid y de toda bebida embriagante. Al igual que las mujeres se dejaban el pelo largo en muestra de sujeción a sus esposos o padres, los nazareos lo hacían como señal de sumisión a Jehová. Dado que debían mantenerse limpios, no podían acercarse a ningún cadáver, ni siquiera al de un pariente próximo. En la actualidad, los siervos de tiempo completo manifiestan tal espíritu de sacrificio al ser abnegados y sumisos a Jehová y su organización. Algunas asignaciones tal vez requieran mudarse a un país distante, lo que pudiera dificultarles o impedirles su regreso a casa para asistir al funeral de un familiar cercano.
8:25, 26. Para distribuir de manera conveniente los puestos de servicio de los levitas y por consideración a la edad, a los hombres mayores se les apartaba del servicio obligatorio. Sin embargo, podían ofrecerse para ayudar a otros levitas. Aunque en nuestros días no se jubila a nadie de su labor como proclamador del Reino, el principio implícito en esta ley nos enseña una valiosa lección. Aquel cristiano cuya edad avanzada le impida desempeñar ciertas obligaciones puede participar en otros aspectos del servicio que estén a su alcance.

DE UN LUGAR A OTRO EN EL DESIERTO

(Números 10:11–21:35)
Cuando por fin se alza la nube de encima del tabernáculo, los israelitas emprenden una marcha que los llevará a las llanuras desérticas de Moab treinta y ocho años y uno o dos meses después. Encontrará provechoso seguir su recorrido en el mapa de la página 9 del folleto Veamos “la buena tierra”, editado por los testigos de Jehová.
En el desierto de Parán, camino de Qadés, se producen al menos tres episodios de quejas. Jehová pone fin al primero enviando un fuego que consume a algunos miembros del pueblo. Más adelante, los israelitas claman por carne y Jehová les suministra codornices. Por último, las quejas de Míriam y Aarón contra Moisés tienen como consecuencia que a ella se la castigue temporalmente con lepra.
Ya acampados en Qadés, Moisés envía a espiar la Tierra Prometida a doce hombres, que regresan al cabo de cuarenta días. El pueblo, creyendo el informe desfavorable de diez de los espías, quiere apedrear a Moisés, Aarón y los fieles espías Josué y Caleb. Jehová se propone herir a los israelitas con peste, pero porque Moisés intercede, los condena a vagar por el desierto durante cuarenta años, hasta que mueran todos los que han sido censados.
Jehová dicta más disposiciones. Coré y otros israelitas rebeldes se alzan contra Moisés y Aarón, pero mueren consumidos por el fuego o tragados por la tierra. Al día siguiente, toda la asamblea murmura de Moisés y Aarón, por lo que perecen 14.700 israelitas a causa de un azote divino. Dios hace florecer la vara de Aarón a fin de que se sepa a quién ha escogido como sumo sacerdote. Luego pasa a dar más leyes relacionadas con las responsabilidades de los levitas y la limpieza del pueblo. El empleo de las cenizas de una vaca roja prefigura la limpieza que se obtiene mediante el sacrificio de Jesús (Hebreos 9:13, 14).
Los hijos de Israel retornan a Qadés, donde Míriam muere. La asamblea prorrumpe de nuevo en quejas contra Moisés y Aarón, esta vez debido a la falta de agua. Por no santificar el nombre divino cuando Jehová milagrosamente les proporciona agua, Moisés y Aarón pierden la oportunidad de entrar en la Tierra Prometida. Israel deja atrás Qadés, y Aarón muere en el monte Hor. Mientras rodean Edom, los israelitas se cansan y hablan en contra de Dios y Moisés. Jehová los castiga enviándoles serpientes venenosas. Una vez más, Moisés intercede, y Dios le ordena que haga una serpiente de cobre y la fije en un poste para que quienes hayan sido mordidos la miren y se curen. La serpiente prefigura el hecho de que se fijara a Jesucristo en un madero para nuestro beneficio eterno (Juan 3:14, 15). Israel derrota a los reyes amorreos Sehón y Og, y se apropia de sus tierras.

Respuestas a preguntas bíblicas:

12:1. ¿Por qué se quejaron Míriam y Aarón respecto a Moisés? Aparentemente, el verdadero motivo fue que Míriam deseaba más poder. Al reencontrarse Moisés con su esposa Ziporá en el desierto, es posible que Míriam temiese perder su posición como la mujer de más autoridad en el campamento (Éxodo 18:1-5).
12:9-11. ¿Por qué se castigó solo a Míriam con lepra? Es muy probable que fuera ella quien suscitó las quejas y quien convenció a Aarón para que se le uniera. Este último manifestó una buena actitud al reconocer su error.
21:14, 15. ¿A qué libro se alude en este pasaje? En las Escrituras se mencionan diversos libros que los escritores bíblicos emplearon como fuente de información (Josué 10:12, 13; 1 Reyes 11:41; 14:19, 29). Uno de ellos fue “el libro de las Guerras de Jehová”, que comprendía un relato histórico de las guerras del pueblo de Jehová.

Lecciones para nosotros:

11:27-29. Moisés nos puso un magnífico ejemplo del modo como debemos reaccionar cuando otros reciben privilegios en el servicio de Jehová. En vez de ponerse celoso y tratar de ensalzarse a sí mismo, Moisés se alegró cuando Eldad y Medad empezaron a actuar como profetas.
12:2, 9, 10; 16:1-3, 12-14, 31-35, 41, 46-50. Jehová espera que sus siervos respeten la autoridad que él concede.
14:24. A fin de resistir la presión del mundo para que hagamos lo que está mal, es fundamental cultivar “un espíritu diferente”, esto es, una actitud mental distinta a la del mundo.
15:37-41. Los peculiares flecos de la indumentaria de los israelitas tenían el propósito de recordarles que eran un pueblo separado para adorar a Dios y obedecer sus mandamientos. ¿No deberíamos nosotros también vivir en conformidad con las normas divinas y sobresalir por ser diferentes del mundo?

EN LAS LLANURAS DE MOAB

(Números 22:1–36:13)
Cuando los hijos de Israel acampan en las llanuras desérticas de Moab, los habitantes de esta nación sienten verdadero pavor. Su rey, Balac, contrata a Balaam para que maldiga a los israelitas, pero este, forzado por Jehová, los bendice. Entonces se utiliza a mujeres moabitas y madianitas para que los varones israelitas caigan en la inmoralidad y la idolatría. Como consecuencia, Jehová destruye a 24.000 transgresores. El azote concluye cuando Finehás demuestra que no tolera ninguna rivalidad hacia Jehová.
El segundo censo pone de manifiesto que, salvo Josué y Caleb, no queda vivo ninguno de los hombres registrados en el primero. Moisés designa a Josué como su sucesor. El pueblo de Israel recibe instrucciones sobre los procedimientos de diversas ofrendas y sobre los votos hechos a Jehová. Además, los israelitas se vengan de los madianitas. Rubén, Gad y media tribu de Manasés se asientan al este del Jordán, y se ordena a Israel que cruce el río y ocupe la tierra. Se establecen con detalle los límites de la tierra, y se reparten las heredades por sorteo. A los levitas se les conceden 48 ciudades, seis de las cuales sirven de ciudades de refugio.

Respuestas a preguntas bíblicas:

22:20-22. ¿Por qué se encendió la cólera de Jehová contra Balaam? Jehová le había dicho al profeta Balaam que no debía maldecir a los israelitas (Números 22:12). Sin embargo, el profeta acompañó a los hombres de Balac con el firme propósito de desobedecer aquel mandato, pues quería complacer al rey moabita para que este lo recompensara (2 Pedro 2:15, 16; Judas 11). Pese a que contra su voluntad había tenido que bendecir a Israel en lugar de maldecirlo, todavía trató de ganarse el favor del rey proponiéndole que empleara adoradoras de Baal para seducir a los varones israelitas (Números 31:15, 16). Así pues, la cólera de Dios contra Balaam fue provocada por la codicia sin escrúpulos de aquel profeta.
30:6-8. ¿Puede el varón cristiano invalidar los votos de su esposa? En nuestros días, Jehová considera que un voto es algo que sus siervos hacen a nivel individual. La dedicación a Jehová, por ejemplo, es un voto personal (Gálatas 6:5). El esposo no tiene autoridad para anularlo. Sin embargo, la esposa evitará hacer un voto que esté en conflicto con la Palabra de Dios o con sus deberes hacia su esposo.

Lecciones para nosotros:

25:11. ¡Qué ejemplo de celo por la adoración de Jehová nos puso Finehás! ¿No debería el deseo de mantener la pureza de la congregación impulsarnos a informar a los ancianos cristianos de cualquier caso de inmoralidad grave que conozcamos?
35:9-29. El hecho de que un homicida involuntario tuviera que abandonar su hogar, huir a la ciudad de refugio y quedarse en ella durante un período de tiempo nos enseña que la vida es sagrada y debemos respetarla.
35:33. Lo único que puede expiar el asesinato de personas inocentes, cuya sangre contamina la tierra, es la sangre de quienes la han derramado. ¡Qué apropiado será que Jehová destruya a los inicuos antes de transformar la Tierra en un paraíso! (Proverbios 2:21, 22; Daniel 2:44.)
La Palabra de Dios ejerce poder
Debemos respetar a Jehová y a quienes él nombra para ocupar puestos de responsabilidad entre sus siervos. El libro de Números subraya este hecho. ¡Qué importante lección para mantener la paz y la unidad en la congregación hoy día!
Los sucesos que se narran en Números muestran lo fácilmente que pueden caer en pecados como la murmuración, la inmoralidad y la idolatría quienes descuidan su espiritualidad. Algunos ejemplos y lecciones de este libro bíblico pueden servir de base para los discursos sobre necesidades locales de la Reunión de Servicio en las congregaciones de los testigos de Jehová. Realmente, “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder” en nuestra vida (Hebreos 4:12).

Números ‒ Importancia y beneficios

POR QUÉ ES PROVECHOSO

32 Jesús se refirió a Números en varias ocasiones, y sus apóstoles y otros escritores de la Biblia demuestran claramente cuán significativo y provechoso es su registro. El apóstol Pablo comparó específicamente el servicio fiel de Jesús con el de Moisés, que se registra mayormente en Números. (Heb. 3:1-6.) En los sacrificios animales y en la salpicadura de las cenizas de la joven vaca roja de Números 19:2-9 vemos representada de nuevo la provisión mucho más grandiosa de limpieza mediante el sacrificio de Cristo. (Heb. 9:13, 14.)
33 De manera similar, Pablo mostró que el hacer salir agua de la roca en el desierto está lleno de significado para nosotros, al decir: “Bebían de la masa rocosa espiritual que los seguía, y aquella masa rocosa significaba el Cristo”. (1 Cor. 10:4; Núm. 20:7-11.) Apropiadamente, fue Cristo mismo quien dijo: “A cualquiera que beba del agua que yo le daré de ningún modo le dará sed jamás, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna”. (Juan 4:14.)
34 Jesús también se refirió directamente a un incidente que se describió en Números y prefiguró la provisión maravillosa que Dios hacía mediante él. “Así como Moisés alzó la serpiente en el desierto —dijo—, así tiene que ser alzado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna.” (Juan 3:14, 15; Núm. 21:8, 9.)
35 ¿Por qué se sentenció a los israelitas a vagar 40 años por el desierto? Por su falta de fe. El apóstol Pablo dio vigorosa amonestación sobre este punto: “Cuidado, hermanos, por temor de que alguna vez se desarrolle en alguno de ustedes un corazón inicuo y falto de fe al alejarse del Dios vivo; pero sigan exhortándose los unos a los otros cada día”. Por su desobediencia y su falta de fe, aquellos israelitas murieron en el desierto. “Hagamos, por lo tanto, lo sumo posible para entrar en [el] descanso [de Dios], por temor de que alguien caiga en el mismo modelo de desobediencia.” (Heb. 3:7–4:11; Núm. 13:25–14:38.) Como advertencia contra los hombres impíos que hablan injuriosamente de las cosas santas, Judas se refirió a la codicia de Balaam por la paga y al habla rebelde de Coré contra el siervo de Jehová llamado Moisés. (Jud. 11; Núm. 22:7, 8, 22; 26:9, 10.) También Pedro se refirió a Balaam como alguien “que amó la paga de la maldad”, y el glorificado Jesús, en su revelación mediante Juan, dijo que Balaam ‘puso delante de Israel un tropiezo de idolatría y fornicación’. Sin duda, se debe advertir a la congregación cristiana hoy día contra impíos de ese tipo. (2 Ped. 2:12-16; Rev. 2:14.)
36 Cuando surgió inmoralidad en la congregación de Corinto, Pablo les escribió acerca de ‘desear cosas perjudiciales’ y se refirió específicamente a Números. Amonestó: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día”. (1 Cor. 10:6, 8; Núm. 25:1-9; 31:16.) ¿Qué hay de la ocasión en que el pueblo se quejó de que el obedecer los mandatos de Dios imponía penalidades personales, y expresó descontento con la provisión del maná procedente de Jehová? Respecto a esto, Pablo dice: “Ni pongamos a Jehová a prueba, como algunos de ellos lo pusieron a prueba, de modo que perecieron por las serpientes”. (1 Cor. 10:9; Núm. 21:5, 6.) Pablo entonces continúa: “Ni seamos murmuradores, así como algunos de ellos murmuraron, de modo que perecieron por el destructor”. ¡Qué amargas fueron las experiencias de Israel por murmurar contra Jehová, sus representantes y sus provisiones! Estas cosas que “siguieron aconteciéndoles como ejemplos” deben sobresalir como una clara advertencia para todos nosotros hoy día, de modo que podamos seguir sirviendo a Jehová con plena fe. (1 Cor. 10:10, 11; Núm. 14:2, 36, 37; 16:1-3, 41; 17:5, 10.)
37 Números suministra también la información básica con la cual se pueden entender mejor muchos otros pasajes de la Biblia. (Núm. 28:9, 10—Mat. 12:5; Núm. 15:38—Mat. 23:5; Núm. 6:2-4—Luc. 1:15; Núm. 4:3—Luc. 3:23; Núm. 18:31—1 Cor. 9:13, 14; Núm. 18:26—Heb. 7:5-9; Núm. 17:8-10—Heb. 9:4.)
38 Lo que está registrado en Números es ciertamente inspirado por Dios, y es provechoso para enseñarnos la importancia de obedecer a Jehová y respetar a los que él ha hecho superintendentes entre su pueblo. Mediante el ejemplo censura la maldad, y por sucesos de importancia profética dirige nuestra atención a Aquel a quien Jehová ha provisto como el Salvador y Caudillo de Su pueblo hoy día. Suministra un eslabón esencial e instructivo en el registro de los sucesos que llevan al establecimiento del Reino justo de Jehová en manos de Jesucristo, a quien Dios ha nombrado Mediador y Sumo Sacerdote.

Referencias consultadas en: Watchtower Library 2013 CD-ROM

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